Literatura democrática: leer para liberarse
Ilustración por Olga Svart |
La lectura fomenta el aprendizaje de cualquier cosa, aumenta la imaginación, y ayuda a expresar mejor las ideas, los pensamientos y las emociones. Se dice que entre más se lee, más se sabe. Pues, ese mito urbano es cierto. La lectura nos ayuda a crecer como personas porque nos abre puertas a lugares y temas que no hubiéramos pensado.
La literatura es tan amplia, existen tantos géneros para todos, que es imposible decir “no me gusta leer”. Sin embargo, esa respuesta a la literatura y a la lectura es tan repartida para gente de todas las edades. Generalmente esto surge porque el enfoque que se le da a la lectura es con la imposición de esta. Es una tarea o una obligación que viene de la escuela o de los padres. Por lo tanto, no se hace con ganas porque no está el sentimiento de libre escogencia. De este modo, se hace difícil disociar la lectura a una obligación, aunque debería ser un placer y una forma de liberarse.
Además de volar, la lectura nos ayuda a aterrizar.
Como cualquier otro arte, es una forma de señalar, criticar y ofrecer un punto de vista sobre un problema. La literatura es el arte de articular un mensaje rico en veracidad con personificaciones, presagios, analogías, quiasmos, metáforas, ironía. Es tomar el lenguaje y darle vueltas para decir algo. Ese algo puede tocar problemas sociales, raciales, étnicos, ambientales, culturales, económicos, políticos, éticos, emocionales… y aportar un pequeño granito de arena.
Para poder transmitir cualquier idea, aprehender e incorporar en nuestra mente, hay que leer, leer, leer. Por lo tanto, una sociedad que comparte ideas constantemente vía la literatura, se convierte en una más democrática, ya que todos tienen acceso a esas críticas, a esas historias de aventuras y amor, a esa liberación.
Escrito por Gaby Becerra
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